Qué son los dolores de crecimiento

Los dolores de crecimiento en niños son algo más habitual de lo que parece, aunque no todos los niños lo padecen. Este tipo de malestar suele suceder en dos períodos diferentes: entre los 3 y 5 años (primera infancia) o entre los 8 y los 12 años.

Normalmente, los dolores del crecimiento aparecen justo antes de dormir o durante la noche y, por lo general, se presentan en ambas extremidades inferiores, ya sea en la zona delantera de los muslos, detrás de las rodillas o en la zona de los gemelos, y tienden a desaparecer a la mañana siguiente.

En cuanto a sus causas, en realidad, no se ha demostrado que haya una relación directa entre el dolor con el crecimiento de los huesos. Lo más probable es que los dolores musculares que el niño siente por las noches en ambas piernas se deban al uso excesivo de las mismas a lo largo del día, es decir, al realizar actividades físicas como correr, saltar, escalar, etc. El simple hecho tener un día muy activo puede favorecer la aparición de dolor de piernas en niños.

Síntomas de los dolores de crecimiento en niños

Los dolores de crecimiento aparecen en los músculos de las piernas y no en las articulaciones, siendo frecuentes las molestias en los músculos de las pantorrillas y la parte frontal de los muslos. En este tipo de situaciones, las articulaciones están normales, sin embargo, cuando se muestran enrojecidas, hinchadas o sensibles al tacto, entonces podríamos estar ante enfermedades que podrían requerir mayor atención.

Estos dolores de piernassuelen aparecer al final de la tarde o en las primeras horas de la noche, dificultando en ocasiones que el pequeño concilie el sueño o despertándolo en la mitad de la noche. La intensidad del dolor es variable en cada niño, así como la frecuencia de aparición, aunque suelen ser molestias que aparecen y desaparecen y que la mayoría de pequeños no experimentan todos los días. Otro rasgo característico de los denominados dolores de crecimiento es que desaparecen a la mañana siguiente, por lo que el niño puede reanudar sus actividades cotidianas con normalidad.

A la hora de diagnosticar los dolores de crecimiento, los médicos hacen un examen rutinario para detectarlos. Lo que hacen es tener en cuenta la respuesta del niño al tocarlo mientras padece estos malestares. A esto se le conoce como diagnóstico por exclusión. Es decir, a la hora de diagnosticar los dolores de crecimiento es necesario descartar otro tipo de enfermedades. Un examen físico exhaustivo y la histórica clínica del pequeño son fundamentales para llevarlo a cabo. Puede ser que el médico realice radiografías y análisis de sangre para verificar que efectivamente se trata de dolores de crecimiento, aunque no es lo más frecuente.

Cómo aliviar los dolores de crecimiento

El ibuprofeno pediátrico puede ayudar a aliviar el dolor leve a moderado ocasionado por el crecimiento. Consulta nuestra gama de productos para más información. De todas formas, los padres pueden hacer varias cosas para tratar de aliviar los dolores del crecimiento. Estos consejos que te indicamos ayudarán a tu pequeño a sentirse mejor y a que pueda conciliar el sueño por la noche:

  1. Estirar las piernas, tal y como si se tratara de una clase de gimnasia, ayudará a prevenir la aparición de los dolores durante la noche.
  2. Masajearle las piernas con suavidad.
  3. Aplicar una almohadilla caliente en el área afectada antes de dormir o cuando sienta las molestias.

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Dolor de piernas en niños: ¿cuándo ir al médico?

Si tu hijo padece los siguientes síntomas, es necesario que lo visite su pediatra: cojea al caminar, tiene fiebre, inflamación o enrojecimiento en las piernas. Los dolores de crecimiento no impiden hacer las actividades del día a día, como son jugar, correr o saltar. Si el dolor persiste y aparece también durante el día, no es lo habitual y por tanto, es necesario que su médico lo examine.

Es probable que tu hijo no experimente los dolores de crecimiento, pues no todos los niños los presentan, pero si aparecen, no debes preocuparte en exceso, ya que no provocan otros problemas de salud ni afectan al buen crecimiento. Ahora bien, es conveniente acudir al pediatra cuando en el pequeño aparezcan los siguientes síntomas:

  • Dolores relacionados con una lesión concreta.
  • Erupciones cutáneas extrañas.
  • Cansancio y debilidad.
  • Pérdida de apetito.
  • Dolor persistente o dolor acuciante por la mañana.
  • Enrojecimiento o hinchazón en una zona o articulación.
  • Dificultad de movimiento o renguera.
  • Comportamiento fuera de lo normal.

Estos signos o síntomas no aparecen con los dolores de crecimiento y es conveniente que el médico los evalúe para determinar el diagnóstico o tratamiento adecuado. Los dolores de crecimiento en niños no suponen una enfermedad grave, aunque pueden resultar molestos tanto para el pequeño como para los padres.

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